Decálogo de prevención de abusos a menores en la iglesia

En enero del 2017, el exrector del Instituto Bíblico y Seminario Teológico de España (IBSTE) y profesor de la asignatura Introducción a la Consejería Pastoral el Instituto INFFA, Pedro Sanjaime, concedió una entrevista a Protestante Digital, en el que destacó varios aspectos que no siempre se tienen en cuenta en las iglesias y que pueden favorecer que se produzcan situaciones de abuso.

Desde el Instituto INFFA rescatamos este valioso artículo, en el que el psicólogo evangélico Pedro Sanjaime propone un decálogo de actuación para la iglesia, de modo que los abusos puedan prevenirse y evitarse, entendiendo que a pesar de que a veces se silencia, es algo que existe y debe ser tratado.

Primero, Sanjaime destaca que el contexto social actual presenta una «distorsión de los valores sexuales» que promociona «la promiscuidad». Además, se insta a que la educación sexual deje de ser responsabilidad de los padres, dejando éstos que «lo normal» que presenta la sociedad sea aceptado. «La responsabilidad cae en manos de los padres, si estos no lo hacen, caerá en manos de cualquiera», avisa Sanjaime.

Otro factor importante es el entorno familiar, cada vez más disfuncional, en el que se mueven los menores, que lleva a estos a vivir en un mundo de fantasías «basado en la perversión de los adultos». Es decir, la pornografía o la prostitución son algo «vetado» a los menores, pero algo «normal» para los adultos. Por ello, este experto aconseja tomar las riendas del asunto realizando «una prevención sabia, prudente y programada, para evitar situaciones tristes que marcan tanto al abusado como al abusador». Una tarea que, por supuesto, debe realizarse desde la iglesia, que debe mantener un equilibrio sobre este tema: no alarmarse, pero tampoco silenciar o engañarse pensando que «entre nosotros no sucede». Pedro Sanjaime aboga por poner en marcha protocolos de actuación que sirvan de guía para las iglesias y sus líderes.

DECÁLOGO PARA COMBATIR EL ABUSO

Por una parte, Sanjaime propone que las iglesias fortalezcan su formación en prevención. Así, que se fomenten las conferencias y charlas con los padres para comprometerlos con la educación de sus hijos de forma práctica y cercana. La prevención se fomentará a través del diálogo directo y sincero con los hijos, la oración en familia, la confianza y el respeto. Además, la formación tiene que apuntar a aquellos que trabajan directamente con los menores: monitores, profesores de escuela dominical y pastores que deben prepararse y entender la problemática que enfrentan.

Es en este aspecto en el que Sanjaime propone un «decálogo de prevención» muy práctico, que favorezca la creación de un ambiente sano y que reduzca al mínimo los riesgos de que se produzca el abuso.

La propuesta es:

  1. El monitor/profesor no llevará al menor a un lavabo estando los dos solos. Habrá siempre un padre disponible en las clases para acompañar al profesor/monitor y al menor.
  2. Profesores y monitores evitarán estar solos con algún niño tanto en lugares cerrados como en lugares abiertos pero aislados.
  3. Evitarán todo contacto físico exagerado con los niños/adolescentes, tanto si están solos como en presencia de otros niños o adultos.
  4. Evitarán sentar a los menores en sus rodillas para explicarles lecciones, conversaciones o cualquier otra actividad.
  5. Los profesores/monitores evitarán relaciones y amistades obsesivas con menores, aunque estas se den en el contexto del grupo.
  6. También evitarán una relación virtual por medio de las tecnologías vigentes como: mensajes de internet o de móvil, llamadas telefónicas, clases de repaso escolar etc.
  7. Procurar que siempre haya una tercera persona presente en las actividades con menores.
  8. Observar comportamientos o expresiones sospechosas que puedan indicar una posible situación de abuso.
  9. Si un profesor/monitor/pastor percibe que experimenta cierta atracción pedófila, debería dejar su responsabilidad inmediatamente y buscar consejo profesional (consejero pastoral o psicológico) para evitar exponerse en situaciones de riesgo.
  10. En ningún caso deben ocultarse o ignorarse situaciones de abuso sexual.

Sanjaime destaca además que el entorno religioso puede ofrecer un marco «que favorezca el abuso», aunque también detecta herramientas que lo previenen. Así, explicó que las relaciones «cercanas y afectivas» que se producen en las iglesias entre sus miembros, las visitas regulares entre ellos y las actividades para niños forman ese marco que puede favorecer situaciones de abuso. Acusa que hay cierta «ingenuidad evangélica al pensar que mientras estén con otros niños o adultos de la iglesia, no hay peligro». Un «positivismo humanista exagerado» en el que se puede caer con asiduidad.

Por otra parte, la iglesia tiene aspectos favorables que previenen la pederastia. Entre ellos, Sanjaime destaca «el factor moral y educativo de la iglesia, la concienciación de los padres de valorar y velar por los hijos, la predicación, las sanas conversaciones entre los cristianos, actividades que desarrollan otros valores basados en el respeto persona, y los recursos que se proveen en formación familiar y educativa».

COMO ACTUAR EN CASOS DE ABUSO

Un protocolo de acción útil para los pastores y educadores eclesiales, que se corresponden con lo ordenado por la ley y busca la restauración del abusado y también del abusador. Sanjaime detecta que la sociedad trata de forma «polarizada» al pederasta, de forma que se «demoniza y rechaza a la persona», pero por otra parte se «promociona el libertinaje sexual», como si fueran cosas diferentes. En su opinión, la perspectiva bíblica opera desde principios diferentes: el perdón, la restauración, la compasión y la justicia deben ser las «armas» que los cristianos usen en estos casos.

Desde la perspectiva de la víctima, luego de conocer bien el caso y sus circunstancias, Sanjaime aconseja un trabajo pastoral que se acerque a los padres, que siempre busque la restauración y protección del menor. En los casos más extremos de violación o contacto sexual, se aconseja el asesoramiento de un profesional en todo el proceso.

Finalmente, Sanjaime explicó que es necesario que haya «personas en las iglesias preparadas para poder atender a personas con traumas, que con la ayuda de Dios puedan ser superados».

Fuente: Protestante Digital